domingo, 5 de abril de 2009

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tu has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tu siempre has de ganar.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tu mismo eres tu destino.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuando te sientas agotado y sin fuerzas, no permitas que la debilidad se apodere de ti, debes ser fuerte y luchar por tus sueños, nunca debes abandonar un sueño, por difícil o lejano que lo veas, debes hacer todo por alcanzarlo.
Si ese sueño no resulta en el momento que esperabas, no desesperes y no mates ese sueño, sigue con más fuerza, no pierdas la fe en ti y de lo capaz que eres.
Si te sientes cansado, descansa, toma tu tiempo, para reponer tus fuerzas, para buscar un nuevo camino, para ver que esta mal y que te ha faltado por hacer.
y no olvides que uno de los puntos importantes es la "Paciencia", si la pierdes tu sueño morirá y tú nunca podrás saber si eras capaz de conquistarlo.
No importa que tan lejos este, ni si tu corazón esta triste, sólo sigue, no te dejes capturar por los momentos de debilidad y de tristeza.
Los sueños no son fáciles, debemos trabajar cada día por ellos y mantener una mentalidad positiva.
Hay sueños que no dependen sólo de nosotros, en esos momentos debemos ser pacientes y no perder la calma y en este caso no debemos castigarnos por no obtener esos sueños, cuando esperamos, por que no depende sólo de nosotros. Sólo nos queda ser positivos y pacientes, pese a la desesperación.
Cuando se nos viene lo negativo a la mente, es cuando bloqueamos el progreso y a veces el tiempo de espera se hace más largo..
Cuando no se lucha, nuestro corazón no tiene paz ni calma y la tristeza es más grande y a la hora de la muerte moriremos infelices, por haber sido incapaz de luchar o de al menos haberlo intentado y de haber vivido.
Luchar es el mejor regalo que podemos hacernos, para nosotros mismos y para la vida.
Si no luchamos o no tenemos sueños,
Que sentido tendría la vida?.

Cuando te digan que no

Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en profesión.
Deseaba llegar a ser la primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camerinos luego de una función, y habló con el
director.
Quisiera llegar a ser una gran bailarina, le dijo, pero no se si tengo el talento necesario o que me hace falta.
Dame una demostración, le dijo el maestro.
Transcurrido apenas 5 minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
No, no tiene usted condiciones.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron un poco mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó: Hay algo que nunca he terminado de entender.

Cómo pudo usted saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?

Ahhh, apenas la miré cuando Ud. bailó delante de mi, le dije lo que siempre le digo a todas, le contestó.

Pero eso es imperdonable! Exclamó ella, arruinó mi vida, pude haber llegado
a ser primera bailarina!

- No lo creo, repuso el viejo maestro. Si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo dije.

Sin duda, si te crees perdido, estás perdido y si crees que no puedes, pues no podrás.

Si quieres hacer algo pero lo crees imposible, no creo que triunfes jamás.

En la vida no solo el valiente o el veloz triunfa, tarde o temprano el que siempre vence es el que cree que es posible

lunes, 13 de octubre de 2008

Un niño miraba a su abuela que escribía una carta. En determinado momento, pregunto:- ¿Estas escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros? ¿Y es, por casualidad, una historia sobre mí?La abuela dejo de escribir, sonrió y comento al nieto:- Estoy escribiendo sobre tì, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando.
Me gustaría que tu fueras como el, cuando crezcas.El niño miro el lápiz, intrigado y no vio nada especial- ¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!

- Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco cualidades en él que, si consigues observarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.


* Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una Mano que guía tus pasos. A esa mano la llamamos dios y éste debe conducirte siempre en la dirección de Su voluntad.
* Segunda cualidad: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Con eso el lápiz sufre un poco, pero al final esta mas afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harás una persona mejor.
*Tercera cualidad: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores. Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
* Cuarta cualidad: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
* Por ultimo, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejara huellas y procura ser conciente de todas tus acciones.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

TODO PASA...

Hubo una vez un MONARCA que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El MONARCA tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del MONARCA murió pronto y este sirviente cuidó de él, por LO tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y El moanarca perdío su poderío. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos.
No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...
De pronto se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.
Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras.
No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El monarca abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, había desaparecido. El monarca pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:
- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Los juicios de los demás

Había una vez un anciano que tenía a su cuidado a su nieto. Vivían en un pueblo y, al ver que su nieto ya tenía 12 años y que no había posibilidades de progreso, decidieron cambiar de ciudad. Tomaron las pocas cosas de valor que tenían y las cargaron sobre un viejo ANIMAL al que querían mucho.
Antes de partir hacia la ciudad decidieron turnarse en viajar sobre EL AMIMAL para que el viaje fuera lo menos cansador, dentro de lo posible, para los tres.
Primero saldrían los dos montados sobre el ASNO, después el anciano caminaría y el chico iría sobre el ASNO, luego el chico caminaría y el anciano pasaría a montar el ASNO, y por último los dos caminarían para que el ASNO descansara.
Así partieron a la ciudad. A los pocos kilómetros pasaron por el primer pueblo y escucharon a la gente comentar: “miren a esos dos desconsiderados haciendo sufrir a ese viejo burro”. A los pocos kilómetros pasaron por otro pueblo y, como el anciano ya iba caminando, escucharon que la gente decía: “ese chico es un desconsiderado, mira como deja que su abuelo camine y no le cede su lugar”.
Al pasar por otro pueblo ya habían cambiado de lugar, y la gente comentaba: “¡qué viejo desconsiderado, dejar al chico a pie para ir él muy cómodo sobre el burro!”.
Más tarde pasaron por un cuarto pueblo. Esta vez los dos iban caminando para que el burro descansase, y oyeron que la gente decía: “¡qué tontos, tienen un burro y van caminando!”
“Las opiniones y juicios SOBRE OTRO HABLAN MÁS SOBRE QUIEN LOS EMITE QUE SOBRE QUIEN LOS RECIBE”

miércoles, 27 de agosto de 2008

A veces, por aferrarnos a lo que tenemos, no podemos echar a andar…

Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vió a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.

Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias.

Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado.

Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:

"En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?"

El señor calmadamente respondió: "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, Cuajada y otros, para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo."

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó:

"Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco."

El joven espantado vió al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vió morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel jóven durante algunos años.
Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos.
Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático. El jóven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el jóven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro.
Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita) : "¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió:
"Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no Sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora.
Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra sobrevivencia, la cual convive con la rutina y nos hace dependientes de ella, y nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda".
Esto es lo que se ha llamado zona de confort. Estamos tan conformes con el estado de cosas que nos rodea que no desarrollamos otras posibildades.¿Tú sabes cuál es tu vaquita? no dudes un segundo para empujarla por el precipicio.